Viaje

Los viajes te cambian. El éxodo del héroe.

No creo que uno cambie estando fuera. Creo que forzosamente uno cambia al volver. Porque los que cambiaron son los demás.

Tratando de no pecar de egocéntrica, somos tan importantes en la vida de los demás que nuestra ausencia les cambia la vida, su forma de actuar y sus necesidades. No necesariamente las principales, pero les cambia.

Y uno vuelve, esperando, buscando aquello que dejó, supuestamente inmóvil, y se encuentra con un paisaje que a simple vista parece no haber mutado, pero que contiene cambios insoslayables.

Quizas sea eso lo que nos pone nerviosos. No saber que será de nosotros al final de esta hermosa jornada.

"Life is a journey, not a destination"

El problema es cuando las personas que te acompañan en ese viaje cambian, algunas se alejan otras se acercan. Pareciera como si siempre fuera tiempo de balances.
Pareciera como si luego de construir lazos y canales de comunicación con las personas pudiéramos simplemente romperlos y crear nuevos con otras a causa de una simple y corta (aunque no tan simple ni tan corta) distancia.

Somos tan necesitados del otro desde el nacimiento hasta la muerte. Es tan profunda nuestra ilusión de compañía y es tan atemorizante el miedo a la soledad.

No es que no querramos disfrutarnos solos por unos momentos, no es que no nos guste agasajarnos con comidas solo para nosotros, ni películas, ni siestas, ni masturbaciones.


Pero dependemos de los otros. Amamos esa dependencia. Somos adictos, y no esta mal.

Solo es muy, muy, triste, cuando no la tenemos y la buscamos. Y cuanto más buscamos, menos encontramos.

¿Qué hacer? Disfrutar el viaje, cómo sea, uno nunca sabe lo que le espera al final.