martes, 27 de enero de 2009

Solidaridad

Solo nosotros mismos podemos saber, aunque no necesariamente lo comprendamos, que sentimos por cada uno de esos personajes que van y vienen por nuestras vidas. Algunos nos hacen reir, otros nos hacen llorar, otros nos hacen sentir pensados y otros nos dan de que pensar.

Una vez roto el lazo que nos une, por más fuerte o débil que haya sido, se habre el rincón de la nostalgia. La necesidad de recuperar esa empatía vivenciada nos hace darnos la cabeza con la misma pared, una y otra vez. Perdemos energía pensando y sufriendo los "que hubiera pasado si" y los "volvamos a intentar" tan en vano.

Se abren heridas que creíamos sanas y se generan rasguños nuevos. A veces prometemos no sangrar más. Pero la debilidad nos hace ceder ante la promesa de algo, al menos un poco menos desgarrador que la soledad absoluta.

Todos pasamos por experiencias similares. Pero cada uno sabe como duele de un modo particular esa ausencia.

Dicen que un clavo saca a otro. Pero sacar un clavo deja un agujero. Y hay clavos que no se dejan sacar, que se rompen y quedan atascados para siempre.

No es fácil cortar ciertos cordones. No es fácil cuando nos domesticaron. No es fácil cuando lo que se cortó venía aferrado de grandes proyectos y planes. No es fácil cuando había una gran dosis de esperanza y ceguera en el medio.

Pero todos pasamos por experiencias similares. Y lo más importante es tener un buen grupo de amigos que nos ayude a pasar la tormenta. Aunque nos mojemos.

viernes, 23 de enero de 2009

Obviedad #1

Ellos nos aman, es obvio. Pero no lo demuestran. Entonces nos desesperamos en buscar motivos para demostrar que nos aman.

Si se trata de buscar información y nos la piden a nosotras en lugar de googlear/wikipedearla es porque nos aman y buscan una excusa para hablarnos.

Si por el contrario, wikipedean/googlean algún tipo de info con el fin de ampliar alguna charla pasada, es porque también nos aman.


Vale youtubear.

Vale inventar verbos en spanglish

Pero sobre todo, vale amar.

miércoles, 21 de enero de 2009

Ambiciones...

La ambición de tener un poquito de éxito en una relación, nos hace querer reflejarnos en los éxitos ajenos y creer que sí, hay algo para nosotros también. La "capi" decía que lo busque en mi pasado, que ya iba a llegar. Cuando ya creía que no quedaba nada rescatable en mi pasado, se abrió una puerta de posibilidad.
Romi y Toto alegremente casados disfrutando su luna de miel, mientras compartieron 2 años de noviazgo en aviones y via msn por que las distancias los alejaban..Buenos Aires, Mendoza, California, Punta Cana...
Nati, la amiga de Romi, que anda con el mismo hace como 10 años porque el la habia dejado y casi se casa con otra y de repente, llorando, volvió a buscarla.

Yo no tuve ni quiero tener una superproducción hollywoodense con violines de fondo para sentirme realizada. No quiero un príncipe azul que me proponga ser suya de rodillas. No, además si usa calzas blanca seguro, más que príncipe es flogger.

A mi me gusta el amor racional. Y sólo busco compañía. Alguien con quien reírme y que me abrace cuando lloro sin saber porqué. Alguien a quien extrañar y que me extrañe. Alguien con quien ver peliculas y comer helado y revolcarnos en la cama y después abrazarnos y que haya la suficiente confianza para decirle que se corra que huele mal.

Quiero un proyecto compartido, ser y estar.

Miller en el personaje de Quentin dice que no se puede ser dos, que en definitiva siempre somos uno. Somos individuos. Y creo que es cierto. Pero ¿qué importa? Se puede ser con uno y ser con el otro. No dudo de eso.

Pero cada vez tengo más claro lo que quiero. Lo que no se, es si yo estoy a la altura de mis propias expectativas. No creo que mi acidez me permita vivir un amor color rosa de novela -flores incluidas-. Pero no se si podré alcanzar el súmun de la lógica y ser una persona racional y estar en control de mis emociones, al menos la mayor parte del tiempo.

Y eso... me desespera.

martes, 20 de enero de 2009

Dejar de jugar...

Me doy vuelta sobre la pared para no ver, y empieza la cuenta regresiva. 5, 4, 3, 2, 1. Como si estuviera jugando a la escondida conté meticulosamente cada uno de los días de tus vacaciones. Y me jugué a pensar que el tiempo es eterno. Y en el camino nos encontramos y dimos vueltas y hablamos y, ay, esos besos...

Lo que comenzó impulsado por el deseo de llegar a viejo sin "cuentas pendientes" se transformó en un amiguismo volcado en amor de verano.

Es que ya sabía que te ibas desde antes que vinieras.

Gritaste piedra libre! para los recuerdos y me confesaste que tenias una foto mia en un cajón y yo te conté del atado de cigarrillos con dedicatoria.

-No vale
-¿qué cosa?
-Que te vayas mañana...
-Y si..
-Bueno, me vas a tener que extrañar un poco
-Si, te voy a extrañar un poco.


antes habías dicho que tuviste muchas ganas de quedarte, aca, en Baires, pero que ahora preferís quedarte allá con tus amigos nómades. Y yo también lo prefiero. Me gusta que elijas lo que te hace bien. No podría ser tan egoista.

Es que ya nos conocíamos pero apenas nos empezamos a conocer ahora. Y me encanta descubrirte. Y me encanta tu piel. Y que te gusten los perfumes y aún así no uses porque sabés que los odio.

-quedáte...
-no me limes...

-que tengas un lindo vuelo y te den pollo en vez de pescado
-no dan pescado
-que suerte


hubiera preferido que mis palabras fueran otras... gritar a los cuatro vientos que te voy a extrañar mucho...y que hoy no pienso cambiar las sabanas así tengo tu olor una noche más...y que me gustaría saber que mierda significó todo esto para vos. Y decirte que para mi fue muy fuerte. Aunque no pueda terminar de entenderlo...

Y llego al cero y el que no se escondió se embroma...Y me embromé. Y ahora me escondo...

sólo me queda esperar que superes tu adicción a las películas y te quedes en la compu hasta tarde, como antes... y dormir un poco menos y charlar un poco más...

Dejé de jugar. Ya no quiero buscar a nadie más. Entonces me siento en el arenero y lo que más se aproximaba a lo que siempre quise se me escurre entre los dedos. Y yo no quiero jugar más...

Porque los juegos son ficción, y no quiero fingir más. Me gustaría poder blanquear las cosas que me pasan, sin exageraciones y sin tapujos.

Yo te dije que no te iba a raptar...quiero que sigas caminando... y quiero que vuelvas....a mí, de la forma que fuera.

lunes, 19 de enero de 2009

Nuevo post, misma tragedia

Estaba pensando en algo para postear aquí. Hace una semana que no escribía nada. Mis problemas del corazón no se han solucionado ni mucho menos. Los amores vienen y, sobre todas las cosas, se van. A veces me pregunto si habrá alguna forma de amor más eterna que la esperanza. Por que eso es lo que se sostiene hace años, casi inquebrantable, esa sapiencia ciega de que alguien va a ocupar el asiento del acompañante. Y no es que no hayamos tenido acompañantes, no. Es que no duran. Pero la esperanza, esa sigue vigente desde el día uno.
El problema es cuando la desesperación te carcome la cabeza. Cuando dejás de esperar que venga "ese" día, porque necesitás que "ese" día sea ayer. Porque estás sola y necesitas besos para curar las heridas. Ahí te volvés insoportable.

Siempre me quedó la duda de saber si yo los espanto o si se van por cuenta propia.

A veces me da miedo llamarlos porque me confundo las veces que los llamé realmente contra las que pensé en hacerlo. Porque me parece una eternidad cada minuto y creo que hablamos o nos vimos hace un montón, cuando pasó hace muy poco.

Me desespero y rompo (mucho?) las pelotas. Quizás no al damnificado en cuestión, pero si a mis amigos que tienen que soportar mi nube de pedos. Al estar constantemente hablando de lo mismo, siento y sufro mi propia incapacidad de cambiar de tema (supongo que será peor para los demás porque al menos a mi sí me interesa). Y lo peor es que pienso que el DEC no va a saber para donde correr cuando se entere lo obsesionada que estoy con él.

Pero el ciclo se repite, el -ahora transformado en- imbécil deja de responder mis llamados, se lo traga la tierra y a mi soledad de nuevo me remito. Otra mala racha, un mes (con suerte) de sequía y volver a empezar.


Otra que los ciclos del capitalismo...

lunes, 12 de enero de 2009

La hora de las brujas...

Domingo, pasadas las 9 de la noche, comienzo del atardecer, comienzo de la angustia. Mis manos se enlazan en mi rostro y tratan de cubrir las lágrimas que caen aparentemente sin motivo.
Otra vez sola. Otra mudanza, otra casa. Otro terremoto sentimental.
Llegué, entre sollozos, a entender porque me "engancho" con el primer hombre que me diga hola. De alguna forma extraña, creo comenzar a entender los motivos de mi propia desesperación.
Y creo que es porque mi vida parece estar hecha de cambios bruscos y noticias desgarradoras. Porque las cosas van y vienen a una velocidad que es difícil de seguir, y ya me cansé de correr. Porque social o naturalmente estamos forzados a constituir una pareja, en primer lugar, y una familia, en segundo. Y el reloj corre. Daría todo para que se detuviese un segundo y me dejara contemplar y disfrutar de lo que me rodea. Pero el tiempo sigue su curso y la vida moderna nos hace correr más rápido que el reloj.

Y entonces lo único que nos relaja es un abrazo. Alguien que nos tome fuerte de la mano y pretenda que va a protejernos para siempre. Un escape, una salida. Un momento para respirar y dejar de pensar en obligaciones. Unos segundos para ser receptor de besos y caricias.

Creo que el llanto no es tan triste si se puede compartir...más allá de su causa.

Y entonces creo que lo que me falta es eso... Llegar a casa después de un largo día, exhalar y dejarme caer en un abrazo hasta quedarme dormida. Y despertar en un abrazo, puede ser la mejor forma de empezar el día.

miércoles, 7 de enero de 2009

Comodidad..

Muchas cosas me asustan. Los que ya hallan leído varios posts, se darán cuenta que el miedo es uno de los grandes movilizadores de los relatos. El miedo y la ansiedad. Hace ya tiempo que olvidé lo que es estar en pareja. Y aunque no quiera renunciar nunca a eso, ya no me acuerdo bien lo que es el verdadero amor. Hace mucho que no me pasaba de sentirme cómoda con alguien. De alguna forma llegué a creer que eso se construía con el tiempo y la confianza. O con superar ciertas inseguridades propias.
Pensé, también, que después de mucho tiempo de desear estar sexualmente con una persona en particular iba a ser difícil conectarse. Pensé que mi cabeza iba a estar llena de confusiones y miedos. Y que aflorarían muchas verguenzas y me sentiría incómoda en algún momento.
Pero nada de eso ocurrió. Todo lo contrario. Pareció cómo si hubiéramos estado juntos muchísimo tiempo. No fue difícil mantener un ritmo parejo, no fue dificil besarnos, no fue difícil abrazarnos. Fue tan simple. Cómo si hubiera sido algo que uno hace todos los días. Pero era la primera vez. Y no sentí verguenza, sólo ganas. Muchas ganas. Ganás de quedarme así toda la vida.
Y por primera vez en mucho tiempo me costó despegarme de sus brazos, de sus labios.
Y fue hermoso. Y núnca, hasta lo que yo recuerdo, núnca pude decir eso sobre un encuentro sexual. Núnca creí que lo iba a decir. Siempre me pareció que el sexo y el amor no iban de la mano. Que el amor es todo lo demás y que podés tener sexo con alguién a quién amás, pero en ese momento el sexo es sexo y el amor volverá cuando se termine. Y esto no tiene que ver con el amor, porque esos lazos no están formados, pero creo que no fue sólo sexo. Tal vez porque la dosis de ternura fue mucho mayor a la lujuria irrefrenable que caracteriza mis encuentros sexuales. Tal vez porque había mucha historia en juego. Tal vez porque me gustaría ponerle un agregado o justificar esa magia.
Justificar, esa palabra me gusta, pero me hace ruido. Busco una justificación para poder comprender qué fue lo que estaba pasando. Y suena odioso, pero la necesito. Porque no es el momento para que pase algo así. A veces creo que hubiera sido mejor que todo hubiese sido peor. Porque ahora tengo muchas ganas que esto se repita por mucho tiempo. Pero esta historia tiene los días contados y muchos kilómetros de tierra de por medio. Y hace mucho tiempo que no sentía esa comodidad. Que no tenía de que quejarme, más que del hecho de que me tenía que ir a trabajar y no podía quedarme para siempre.
Y aunque decir que uno se siente "cómodo" con alguien es el primer índice de ruptura y de desaparición del amor sumido en una rutina enferma. En este momento significa todo lo contrario. Estar cómodo, poder ser quién sos, conocer y dejarte conocer. Y quedarte así, congelando ese momento, para siempre. Cómo una foto que te va a recordar toda la vida que se puede ser feliz. Y que hay en el mundo alguien con quien serlo. Aunque sea una foto, se amarillente con el tiempo, y quizás no vuelva. Una foto, que me dé ganas de levantarme todos los días y me haga ir a dormir con una sonrisa. Mi paisaje de comodidad está conformado y ha venido a quedarse. Y ha venido a mostrarme que éso es lo que estaba buscando: sentirme(nos?) cómoda.

sábado, 3 de enero de 2009

Maldita tecnología.

Si algo define al nuevo siglo es que se denomina "la era de las comunicaciones". Si bien, en lugar de comunicarnos nos escuchamos cada vez menos y desarrollamos un egocentrismo tal que parece que nos gusta escuchar solo nuestra voz, independientemente del receptor de nuestras ideas. Más allá de todo eso, la tecnología ha puesto al alcance de nuestras manos un arma letal: la facilidad de contactarse con personas a través de messenger, mensajes de texto y facebook.

Una mujer desahuciada con todas estas herramientas a su alcance es peor que mono con navaja y que boludo con arma cargada por diablo.

El momento en que uno manda un mensaje de texto hasta que recibe una respuesta, es infinito. Ese momento cargado de expectativas y deseos, es una dosis de adrenalina findesemanera. Es un nuevo deporte extremo "ver si pica".
Hay dos situaciones claras y ejemplificantes, lo demás son variaciones:
1. Desesperación de sábado 3 am. El finde esta por terminarse y no pasó naranja en toda la semana. Probás con algún hijodeputa que tengás en tu agenda para ver si por lo menos -yaunquemetratamal,ynomerespeta,yprometíquenolollamaríanuncamás- alguien nos da un beso de buenas noches. Y nada, ni "ese" responde. Entonces es todavía peor. Has alcanzado el último nivel al que podías rebajarte. Ahí, tarde, siempre tarde, le pedías a tus amigas que saquen el celular de tus manos para no mandarle un segundo mensaje ni llamarlo "porque no responde". Ya no te queda nada. Y te volvés sola, borracha y cansada, y babeás la almohada.
2. El que realmente te gusta, ése que te parece que también gusta de vos, ése que te prometió que iban a salir "un día de estos" -si, de los 365 del calendario-. Lo que para el es un "si me aburro, te llamo" para vos significa "nos vemos cuanto antes". Entonces comenzás a atosigarlo con mensajes. -personalmente creo que si después de 5 horas no respondió, es válido emitir otro mensaje-. Y el nada. Si tenemos suerte responde amablemente que tiene otros planes y que hablan otro día -el día del arquero, claro- Entonces capaz que seguís escribiendo, "si querés más tarde, cuando termines con eso" y el no responde...Entonces te desesperás, pero mantenés la esperanza: "seguro que no le llegan mis mensajes, lo llamo". Si tuviste suerte, alguna amiga te recordó que no podés caer tan bajo, que si te ponés en goma lo ahuyentás y que te dejés de joder y te hagas valer un poco. Pero si tenés mala suerte, lo llamás. Y nunca, pero nunca te va a responder. No sé porqué pero los hombres no saben decir que no. Y jamás lo harán. Ellos prefieren el silencio.

El facebook es una de las peores herramientas del mundo para las desahuciadas maníaco-obsesivas. Esta herramienta te permite ver cómo el chico que te gusta, o tu ex, o tu actual o el que no tiene titulo, te agrega a su lista -es porque me ama y quiere controlarme (?)- y a partir de ahí tenemos acceso a todas las minitas que le pululan alrededor y le dejan mensajes en su perfil -las odio a todas, son todos gatos- Podemos ver como todos los domingos agrega dos o tres minitas más del finde, y vemos fotos! FOTOS! con grupos de minas, y comentarios sobre esas fotos y silencios. Nuestro teléfono no suena y nuestro librocara no recibe ningún mensaje explicando que son amigas, que son primas que son familiares o que son feas. Y es inevitable no entrar en su perfil una y otra vez. es inevitable no llorar cuando "no está más listado cómo soltero". Es inevitable no hacerse adicta de la posibilidad de acceder a la "verdad" de que hace cuando no está pensando en vos.

Pero de todas formas, siempre es más sano que esté con otras mujeres a que se quede en su casa masturbándose con el catálogo de ropa interior de carrefour.
Entonces comprendemos que tiene necesidades, pero no está listo para comprometerse y es por eso que anda con "esas" y no con nosotras...

Es ahí que nos volvemos comprensivas y lo dejamos pasar, hasta el día siguiente al menos.

Y el día siguiente arranca con la herramienta más utilizada y más devastadora: El messenger.
Gracias a la accesibilidad a los nuevos medios de comunicación casi todos nuestros objetos de deseos usan esta herramienta. Y entonces nos quedamos todo el día conectadas a ver si aparece. Si se conecta, esperamos unos minutos, respiramos hondo, y lo saludamos. Ahí surgen variables:
1. se desconecta automáticamente, nuestro cerebro no para de pensar: me bloqueó, se desconecto para no hablarme, que hijo de puta.
2. sigue conectado pero no responde. Puede ser que no esté, pero vamos a seguir estando pendientes del monitor, sin levantarnos para ir al baño, a ver cuando la ventanita se pone naranja.
3. responde, comenzás una charla amena y cuándo le decis de verse, chan! deja de responder y sigue conectado o se desconecta automáticamente. Y los planteos de autocrítica, que no le tuve que decir nada así seguiamos hablando y se enamoraba de mi (????), que porque me hace esto. Y lo que podría ser peor, si tenemos su celular mandar un mensaje: "che, te desconectaste, querés salir hoy?". Olvidalo. Por algo se desconectó.

Es que no queremos aceptar la realidad. Y somos tan pero tan boludas que mandamos mensajes de texto.