martes, 19 de julio de 2011

Nada

No puedo dejar de pensar en las mil y un formas de desvestirte.
En acariciar tu nuca transpirada,
en escuchar tu respiración sobre mi cuello.
En la colosal magnitud de tu mano, que hace que la mia se sonroje de verguenza.
No puedo no enojarme con el agua sobre tu espalda que dificulta mi tacto.
Pero todo eso no será más que un hermoso recuerdo.
No sé si dedicarte un mar de lágrimas o de sonrisas.
No se si esperarte o darte de baja.
Odio el no saber. Esa duda que me va carcomiendo
No se porque me gustan los hombres sin huevos. Sin la impronta del que sabe lo que quiere. Del que tiene el temple para decir "esto es así. estás adentro o afuera".
Esos, esos no me buscan. Y, aparentemente, yo no los elijo.
Yo tejo redes con gente insuficiente. La red se rompe y quedo colgada. Colgada en una incertidumbre que no busqué. Que nunca busco, pero no paro de encontrar.
Y quiero gritar todas las inseguridades que están colmando mi mente. Pero eso sería darte una excusa para correr. Para que sea culpa mía. Para que me quede pensando "si no hubiera dicho eso". Pero no... prefiero hundirme sola en un mar de tristezas, de malas elecciones, de bellos recuerdos, a llevarme conmigo la piedra de la culpa de la miseria ajena. Me hago cargo. Me gustan los pelotudos. Me hago cargo. Sola. No necesito la compañía de lo que podría haber sido. Por que es mentira. No podría haber sido algo. Jamás podría haber sido algo con un cobarde.
Entonces dejo mi dolor de lado, lo transformo en melancolía en el bello recuerdo de tus labios... y en la nada misma.
hoy te convertiste en nada.