sábado, 28 de noviembre de 2009

Visita al médico

Ya de por sí visitar a un médico es una situación bastante vergonzosa. Sacarte las zapatillas y darte cuenta que tenía un agujero en la media. que te hagan sacar la remera y no estar depilada. Que te estrujen la panza y tirarte un pedo. En fin, millones de ejemplos. La misma verguenza. Sin embargo en el ginécologo eso no sucede, ya que tenés un cuartito para cambiarte dónde nadie tiene que ver si tenés o no agujeros en las medias. Entonces te ponés la bata, te sentas en la silla "bien cerquita del borde, un poquito más, ahí, muy bien" Sexy? no. Si el médico es hombre y está bueno, cagaste. empezás a rogar no excitarte, porque, claramente, se va a dar cuenta. Entonces te encontrás mirando al techo, rogando no calentarte mientras te meten cosas en la vagina. Y eso no es lo peor. Mientras te toca te hace preguntas! "Tenés novio?" No. "Pero cómo una chica de tu edad tan linda no tiene novio?" querés que me pegue un tiro? pensás, mientras él le pone fijador a tu muestra. Después te toca las tetas, y te das cuenta que hace mucho que no te las tocaban. Por suerte su mirada no está más ahí abajo, por lo que te relajás, pero no tanto! porque tenés miedo de ponerte colorada o que se te note en la cara.
entonces te dice "listo". Y mientras le entrega la orden a la secretaria, vos te vestís, lo más rápido posible. Se saludan, te vas. Y listo. ya pasó el mal trago. Pero te queda la verguenza de saber que él sabe más que vos, que seguro se dió cuenta.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

charla en vivo

Graciela: Y marianita ¿como estas?
YO: Bien, por suerte
Graciela: ¿con novio o sin novio?
Yo: sin novio...
Graciela: Están todos pelotudos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

los hombres de marte, las mujeres de venus?

Prometo algún día pegarle una ojeada a ese libro. Ojeada, no creo que jamás forme parte de mi biblioteca.
Puede ser que diga algunas cosas que ya se. puede que no tenga nada que ver con este post.
Pero mis últimas reflexiones, me dieron un gran calambre. Por ello decidí no flexionarme más y quedarme sentada escribiendo (cuac)(acabo de ganar un premio al peor chiste del anio)

Y la conclusión es la siguiente. Ellos nos escuchan. Si, nos escuchan. Y lo peor de todo: Nos creen. Ellos toman nuestras afirmaciones como válidas, cuando nosotras queremos decir lo contrario. Dejan de lado nuestras otras seniales: nuestro comportamiento, trato hacia ellos, gestos, caricias. Sólo toman lo que decimos como cierto.
Y nosotras, sordas. No creemos ni una sola de sus palabras. Son meras mentiras. "se hacen", pero demuestran lo contrario. Nos creemos que sabemos reconocer sus gestos, su comportamiento, su trato, sus caricias. Todos son indicios de lo que "realmente" les pasa. Aunque digan lo opuesto.

Y así nos va. escribiendo en blogs a la una de la maniana, leyendo tantos otros. Tantas historias parecidas que nos hacen concluir en un "al final, son todos iguales" y "el que es distinto, ya está con otra"

Si pudieramos alejarnos un poco de nuestra femeneidad, y decir lo que realmente nos pasa en lugar de enviar seniales hacia un receptor que tiene una codificación completamente distinta a la nuestra y entiende palabras y no gestos, quizás sería más fácil comunicarnos.

Pero si esto fuera así. Si pudieramos realmente hacerlo, si pudieramos hablar. Seguramente no tendríamos con qué soniar. No podríamos anhelar que ese hombre que nos entendiese ajuste su antena y pueda finalmente ver que es lo que queremos.

Entonces? Hay solución? Eso depende, si queremos poner los pies en la tierra o seguir soniando...

sábado, 7 de noviembre de 2009

Doritos

"Que vuelvan los lentos" se refiere a que vuelvan los temas lentos. no los hombres lentos. ustedes tienen que avanzar! entendieron??????????????????