lunes, 13 de septiembre de 2010

la juventud

Ellos rondaban los dieciocho años. Detrás de mi cabeza escuché una voz. "yo no podría estar con otra persona". No lo pude evitar, me di vuelta. Necesitaba ponerle una cara a esa voz. Ella parecía afligida, quizás esperando una respuesta igual de parte de el. El escuchaba la misma voz que yo, pero no era la misma: Le hablaba a él. Sus ojos estaban abiertos, mirando por sobre las cabezas de los demás. mirando a la nada quizas. O imaginando todas las otras personas con las que trataría de estar si se separaba de ella. O recordando a todas las personas con las que estuvo mientras estaba con ella. O quizas pensando en nada, pero con los ojos bien abiertos.

"digo, yo no me imagino estando con otra persona cuando deje de estar con vos"

Esa imagen, me lleno de melancolía y recuerdos. Esa sensación de que no te importe nadie más me parece tan lejana. Tal vez el escepticismo adquirido después de tantos intentos fallidos. No sé. Alguna vez me hube sentido así. Yo tampoco tuve una respuesta positiva después de similares confesiones.

Un momento de maldad me llevó a pensar que quizás lo mejor sería contarle que ya se le va a pasar.

Ella sabía, de alguna forma intuía, que esa relación no iba a ser para siempre, pero tenía, también, la misma certeza de que no iba a existir persona que le hiciera sentir lo que él le hacia sentir en ése momento.

Esa inocencia, que perdí con los años. Que toda la gente que conozco fue perdiendo. Ese amor, mezclado con idiotez e inexperiencia, pero de alguna forma puro.

Ya no concibo al amor de esa manera. Ni a las relaciones.

Cuanta envidia. No de la inocencia, ni del amor, ni de la idiotez. Sino envidia, de encontrar a alguien que no quieras cambiar, por nadie, en ningún momento. Aunque el "momento" sea solo el presente.

Y envidia, de que esa persona que ella encontró, estaba ahí, a su lado.

3 comentarios:

efa dijo...

muy cierta tu reflexión Marian, aunque más no sea el PRESENTE.
Gracias x tus opiniones che, realmente aprecio tu coloquialidad y honestidad d palabra.
Te sigo leyendo!
Bs
efa

Mariann dijo...

idem.

El Borrador de Papel dijo...

Tipico de primer noviazgo largo... nos enamoramos por primera vez y damos todo sin reparos, es como irnos a la guerra sin escudo ni armas creyendo que nos bastara con creer que somos fuertes para derrumbar mil soldados y al llegar nos dan una palisa que nos deja moribundo pero tambien nos deja una leccion, la proxima vamos con escudo y armas y una buena estrategia.
asi en nuestra primera relacion nos entregamos con la absurda creencia de que durar para siempre nos lastimas y apartir de ahi nos ponemos el escudo del esceptisismo y no volvemos a entregarnos por completo.
pero lo bueno es que uno aprende de esos error y no los vuelve a cometer en otra pareja, es una experiencia por la que debemos pasar.

El Borrador de Papel