miércoles, 7 de enero de 2009

Comodidad..

Muchas cosas me asustan. Los que ya hallan leído varios posts, se darán cuenta que el miedo es uno de los grandes movilizadores de los relatos. El miedo y la ansiedad. Hace ya tiempo que olvidé lo que es estar en pareja. Y aunque no quiera renunciar nunca a eso, ya no me acuerdo bien lo que es el verdadero amor. Hace mucho que no me pasaba de sentirme cómoda con alguien. De alguna forma llegué a creer que eso se construía con el tiempo y la confianza. O con superar ciertas inseguridades propias.
Pensé, también, que después de mucho tiempo de desear estar sexualmente con una persona en particular iba a ser difícil conectarse. Pensé que mi cabeza iba a estar llena de confusiones y miedos. Y que aflorarían muchas verguenzas y me sentiría incómoda en algún momento.
Pero nada de eso ocurrió. Todo lo contrario. Pareció cómo si hubiéramos estado juntos muchísimo tiempo. No fue difícil mantener un ritmo parejo, no fue dificil besarnos, no fue difícil abrazarnos. Fue tan simple. Cómo si hubiera sido algo que uno hace todos los días. Pero era la primera vez. Y no sentí verguenza, sólo ganas. Muchas ganas. Ganás de quedarme así toda la vida.
Y por primera vez en mucho tiempo me costó despegarme de sus brazos, de sus labios.
Y fue hermoso. Y núnca, hasta lo que yo recuerdo, núnca pude decir eso sobre un encuentro sexual. Núnca creí que lo iba a decir. Siempre me pareció que el sexo y el amor no iban de la mano. Que el amor es todo lo demás y que podés tener sexo con alguién a quién amás, pero en ese momento el sexo es sexo y el amor volverá cuando se termine. Y esto no tiene que ver con el amor, porque esos lazos no están formados, pero creo que no fue sólo sexo. Tal vez porque la dosis de ternura fue mucho mayor a la lujuria irrefrenable que caracteriza mis encuentros sexuales. Tal vez porque había mucha historia en juego. Tal vez porque me gustaría ponerle un agregado o justificar esa magia.
Justificar, esa palabra me gusta, pero me hace ruido. Busco una justificación para poder comprender qué fue lo que estaba pasando. Y suena odioso, pero la necesito. Porque no es el momento para que pase algo así. A veces creo que hubiera sido mejor que todo hubiese sido peor. Porque ahora tengo muchas ganas que esto se repita por mucho tiempo. Pero esta historia tiene los días contados y muchos kilómetros de tierra de por medio. Y hace mucho tiempo que no sentía esa comodidad. Que no tenía de que quejarme, más que del hecho de que me tenía que ir a trabajar y no podía quedarme para siempre.
Y aunque decir que uno se siente "cómodo" con alguien es el primer índice de ruptura y de desaparición del amor sumido en una rutina enferma. En este momento significa todo lo contrario. Estar cómodo, poder ser quién sos, conocer y dejarte conocer. Y quedarte así, congelando ese momento, para siempre. Cómo una foto que te va a recordar toda la vida que se puede ser feliz. Y que hay en el mundo alguien con quien serlo. Aunque sea una foto, se amarillente con el tiempo, y quizás no vuelva. Una foto, que me dé ganas de levantarme todos los días y me haga ir a dormir con una sonrisa. Mi paisaje de comodidad está conformado y ha venido a quedarse. Y ha venido a mostrarme que éso es lo que estaba buscando: sentirme(nos?) cómoda.

3 comentarios:

Tuky dijo...

Que bonito. ¿Se permite dejar unas babas en este post? Por las dudas
"Comodamente", se las dejo :)

Mariann dijo...

aquí todo está permitido. :)

Anónimo dijo...

uhhhhhhh!