martes, 9 de diciembre de 2008

Son Risas

La madrugada del domingo me encontró riéndome con un desconocido. Mucha risa y nada de chamuyo. Algunos besos y nada más.
Es que al final es mejor así. Reírse todo el tiempo, jugar, decir que no. Reírse de los nervios, de las ganas. Reírse y besarse. Parar para hacer un chiste. Nada cómo un largo preludio a un perfecto beso. Tomarse de las manos y hacer chistes. Muchos chistes. Y reírse. No saber qué edad tiene, ni a dóndo vive, o que hace de lunes a virnes. Que te corran el pelo de la cara y te digan que sos hermosa y te besen con dulzura. Que está ahí con vos y el resto de la gente le chupa un huevo. Que el resto son pelotudos menos vos. Y creértela y reirte. Y prometer que se van a volver a ver. Y morirse de ganas de que el tiempo no termine nunca.
No sé si nos volveremos a ver. No sé si en una semana se acordará de mí cuando lo llame. No sé si tengo bien su teléfono.
Pera esa noche es mía y no me la quita nadie. Y el hecho de saber que existe gente que te hace reír y que no es pelotuda, me estimula para seguir creyendo que puede no estar tan lejos mi descocido...

2 comentarios:

Café (con tostadas) dijo...

que maravilla una madrugada de besos y risas!

poco importa si después... esa madrugada, ah! esas madrugadas!

Pucha, me hiciste extrañar los preludios de los besos ;)

· dijo...

silvio: "un diminuto instante inmenso en el vivir". y si la vida fuera, mas que una pelicula, una sucesion veloz de polaroids de todos esos momentos en los que logramos haitarla?




(yo no se nada de usted, pero no es facil evitar leer un blog que tiene lo que tiene el suyo en el perfil. encantador)