lunes, 22 de diciembre de 2008

Balance #3.945.587

Esta es la época del año dónde todo el mundo comienza a hacer balances. Y no tengo nada de que quejarme. Tuve pálidas, como siempre, pero fueron opacadas por demasiadas cosas buenas y un gran optimismo que por momentos me asustaba.
Más allá de todo eso, me dispuse abrir este año de la mejor forma: abriéndome. Me dije: "este año, me pongo de novia". El viento no sopló a favor y me dió cómo resultado algunas ráfagas de felicidad, que luego se convirtieron en huracanes de desilución.
Y vino diciembre. La peor época del año para estar soltero. Nadie a quien besar bajo el muérdago, y un dejo de desdicha en las reuniones dónde los más nuevos se presentan felizmente casados y los más viejos, infelices, pero juntos.
No se bien cómo resumir éste año a nivel amoroso, cuando realmente no amé. Ni fui amada.
Es, entonces, ¿un balance negativo? ¿O un año más para la suma de fracasos?
Creo que el 2008 fue un año bisagra. Me permití todo tipo de sensaciones y maduré para decidir qué es lo que quiero y aprendí a decir que no (aunque todavía me falta perfeccionarlo un poco).
A veces aprender lo que uno quiere te hace salir a buscarlo desesperadamente y tratás de ver un dejo de color, ante un cuadro blanco y negro.
Todavía me falta aprender a relajarme y dejar las cosas ser. Aprender que por más que sepa, o crea saber, lo que quiero, eso no lo va a hacer aparecer, y que hay que darle tiempo al tiempo.
Aprendí a ser un poco más sincera y preferí exponerme a las respuestas negativas antes que seguir soñando despierta ante una incertidumbre borrascosa que sólo te hace sufrir. Y eso te trae paz y te deja estar bien. Pero la paz la acompaña el vacío, nuevamente. Y he aquí el resultado, un lugar dónde esparcir y compartir ésta desdicha, para saber que no estamos solos y que se puede y hay esperanza.
Si algo de todo lo que aprendí este año será aplicado el que viene, es que la felicidad es una decisión. Y que no se puede elegir siempre, pero sí la mayoría de las veces. Que a pesar de mis quejas y deseos de más, puedo estar contenta la mayor parte del tiempo, y que eso depende de mí. Que de alguna forma puedo transmitir felicidad a los otros o al menos acompañarlos en su tristeza sin tener ganas de matarme. Que me puedo levantar de la cama aunque mi cerebro me diga que lo mejor sería dormir hasta que todo pase. Que no tengo envidia, sino deseos propios, y me puedo alegrar por los triunfos ajenos sin sentir lástima de mi misma. Que todo cambia con un buen mate antes de salir de casa, mirar al cielo, respirar hondo y disfrutar la vida, aunque me canse.
Entonces concluyo que el 2009 es mio. Y más allá de las predicciones, más allá de que sea el año del chancho, el gallo de mar, la ballena de francia o de linterna verde, este año es mio y depende de mí, con alguna ayudita de las estrellas, que sea mejor que el 2008. Así que ahí vamos, por más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

muy lindo marujas.
pero siempre me pregunto por q la gente hace balances al final del año si el q sigue es lo mismo solo q cambia un numero, pra eso tendriamos q hacer balances de cada dia, o de cada hora, o peor aun de cada minuto, y en vez de disfrutar estariamos haciendo balances.

Guadaesunserextraño dijo...

amén!
lo mísmo digo...porque tu blog es una sucursal de mi blog mental!
Mariannnnnnnnnnnnn!
que placer conocernos!!!!!!!
Salió todo muy lindo y lo disfruté muchísimo!
Gracias!

Pablo dijo...

el 2009 es MI año!!!

yo tengo tanta fe, y ya veo que el 1ro de enero me atropella una estampida de rinocerontes en plena 9 de julio

Tuky dijo...

"Si algo de todo lo que aprendí este año será aplicado el que viene, es que la felicidad es una decisión." Sabias palabras. Que tengas un bello año.