miércoles, 11 de noviembre de 2009

los hombres de marte, las mujeres de venus?

Prometo algún día pegarle una ojeada a ese libro. Ojeada, no creo que jamás forme parte de mi biblioteca.
Puede ser que diga algunas cosas que ya se. puede que no tenga nada que ver con este post.
Pero mis últimas reflexiones, me dieron un gran calambre. Por ello decidí no flexionarme más y quedarme sentada escribiendo (cuac)(acabo de ganar un premio al peor chiste del anio)

Y la conclusión es la siguiente. Ellos nos escuchan. Si, nos escuchan. Y lo peor de todo: Nos creen. Ellos toman nuestras afirmaciones como válidas, cuando nosotras queremos decir lo contrario. Dejan de lado nuestras otras seniales: nuestro comportamiento, trato hacia ellos, gestos, caricias. Sólo toman lo que decimos como cierto.
Y nosotras, sordas. No creemos ni una sola de sus palabras. Son meras mentiras. "se hacen", pero demuestran lo contrario. Nos creemos que sabemos reconocer sus gestos, su comportamiento, su trato, sus caricias. Todos son indicios de lo que "realmente" les pasa. Aunque digan lo opuesto.

Y así nos va. escribiendo en blogs a la una de la maniana, leyendo tantos otros. Tantas historias parecidas que nos hacen concluir en un "al final, son todos iguales" y "el que es distinto, ya está con otra"

Si pudieramos alejarnos un poco de nuestra femeneidad, y decir lo que realmente nos pasa en lugar de enviar seniales hacia un receptor que tiene una codificación completamente distinta a la nuestra y entiende palabras y no gestos, quizás sería más fácil comunicarnos.

Pero si esto fuera así. Si pudieramos realmente hacerlo, si pudieramos hablar. Seguramente no tendríamos con qué soniar. No podríamos anhelar que ese hombre que nos entendiese ajuste su antena y pueda finalmente ver que es lo que queremos.

Entonces? Hay solución? Eso depende, si queremos poner los pies en la tierra o seguir soniando...

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